Los
niños habían estado jugando en el jardín
de la casa de su abuela materna. Corriendo entre plantas, árboles
y una pequeña pileta abandonada, que eventualmente hubiera
servido para “refrescar” los efectos del intenso
sol de enero.
Yo los observaba desde mi patio, en la casa contigua. Ellos
no podían verme, pero a mí me resultaba claramente
audible lo que estaba aconteciendo.Una de las niñas,
la más pequeña, tropezó con un recipiente
de vidrio en la mano, hiriendo una de sus manitas. Fue más
el sobresalto y el mal rato, que la lesión que se había
causado. De todos modos, aquella abuela solícita y preocupada,
una vez prodigadas las atenciones y mimos pertinentes, logró
la serenidad y fin de las discusiones entre los pequeños,
ofreciéndoles a cambio contar un cuento. Retuve el argumento,
porque me pareció realmente original (por entre la tapia
espesa por las ligustrinas, observé a los cinco niños,
una
la malherida, sentados en ronda junto a su abuela)
Esta es una historia, comenzó diciendo, muy sencilla
que he tomado e imaginado para ustedes, de solo mirar la vida.
Y la he dado en llamar “Las Redondas Formas de las Cosas
de la Vida”. (los niños la miraban con asombro
progresivo)
Se trata de advertir que las cosas que utilizamos los hombres,
lo que nos rodean, nos unen, algunas que comemos, que nos acercan,
que multiplican la vida; la esperanza, la solidaridad, la unión,
las horas gratas... son redondas.
Y que los otros elementos, que separan a las personas, que expresan
guerras, odios, luchas, envidias y feos sentimientos, tienen
otras formas: cuadradas, triangulares, rombo, con puntas, aristas
filosas..., como las armas.
- ¿A ver? ¿Cómo? Dijeron los niños,
no entendemos.
- Sí, reiteró la anciana, convencida de la validez
de su teoría.
- Veamos... ¿De qué manera se han reunido para
escucharme? En círculo, verdad?
Vamos a recordar juntos todas las cosas redondas, que ayudan
a la gente a escucharse en las reuniones (ubicación en
círculo), a verse desde todos los lugares. Otras, que
encierran alimentos, que nos permiten respirar mejor (la sangre
que circula). Que nos permiten mirar (los ojos), deslumbrarnos
con un amanecer; el horizonte (abovedado), los nidos, la panza
de mamá donde crece un nuevo hermano (ahuecado)... Ustedes,
los más grandecitos, colaboren con mi cuento y vayamos
recordando... No por casualidad, tantas cosas importantes para
subsistir tienen la forma de... - -- - ¡Una pelota!, exclamó
un varoncito.
- Perfecto, dijo doña Balbina (así se llamaba),
pero te ayudaré a recordar, otras, tan importantes como
la bola de juegos o las bolitas:
¿La tierra, nuestra esfera celeste, qué forma
tiene? ... ¿El sol
que nos alumbra, entibia y hasta acalora, cómo es? ¿El
plato donde comemos, los ojos que nos permiten mirar y ver,
nuestra cabeza, la rueda que gira para desplazar carros y automóviles
(acortando distancias, ganándole al tiempo), la lámpara,
el huevo, el molino de viento? - Si... es cierto, son redondos,
Abuela...
- ¡Ah! También los anillos de los que se casan,
los que se unen! Y la luna...!, y las estrellas, dijo una niña.
- Las papas, naranjas, mandarinas, tu mesa del comedor, la calesita,...
! tan divertida, para encontrarnos con amigos, agregó
la que tenía la mano vendada. El reloj...
- Claro, veo que me han entendido, entonces vamos a terminar
de buscar ejemplos que nos confirmen nuestra hipótesis
y la recordemos.
- ¿Y el antiguo Coliseo, Abuela? ¿ Las Plazas,
el teatro Griego, los planetas? (interrogó uno de los
mayores)
- ¡También! ¡Muy Bien Juan Pablo!
- ¡Ah!, exclamó otro de los varoncitos, el otro
día leí en una enciclopedia que me compró
Papá, que las rondas que realizan los hombres, los policías
que vigilan un barrio o un edificio; tomaron esa modalidad de
los animales, que hacen rondas nocturnas cuando son muy guardianes
y velan y defienden a las personas o familias...
- Exacto, agregó Balbina. Y ahora, vamos a meter la mano
lastimada de esta niña en una cacerolita (también
redonda) con desinfectante, y vamos a cambiar la venda de la
curación, poniéndole otra en forma de círculo,
para que ella sepa que la cuidamos mucho, la queremos, y que
su manita está casi curada dentro de un ovillo de mimos
de todos, junto con pomada puesta con caricias dadas ¿Cómo?
¡En
redondo!!! (coro)